Vi muchos formatos antes de escribir esta sección. Podría contarte sobre mi recorrido profesional, los proyectos que impulsé o los libros que publiqué.
Podría mencionar los equipos con los que trabajé, las estrategias que desarrollé o lo mucho que aprendí en el mundo del crecimiento comercial y la expansión de marca.
También podría hablarte de la maternidad: esa experiencia diaria, real, imperfecta y profundamente amorosa que vivo hace más de una década.
O contarte cómo empecé a correr después del burnout más fuerte que atravesé en mi vida.
Pero ninguna de esas partes alcanza por sí sola para definirme.
Soy muchas versiones que convivieron y evolucionaron con el tiempo. Algunas se construyeron con intención; otras, con prueba, error y presencia. Todas forman este presente.
Durante años trabajé para empresas multinacionales, formando equipos y liderando estrategias de expansión para proyectos educativos, financieros y de desarrollo comercial en distintos países.
Aprendí mucho. Incorporé una visión global difícil de explicar, crecí en conocimiento, en criterio y también en autoestima.
Fue una etapa intensa y valiosa, que hoy solo me despierta gratitud.
Un gran capítulo en mi vida que le dio lugar al siguiente.
Uno donde elijo vivir en coherencia: conmigo, con mi familia.
Uno con la seguridad y el valor de todo lo que he logrado, a pesar de todo.
Uno en el que finalmente transité y conecté los puntos del equilibrio —llámese chakras, energía, ikigai, Dios... o simplemente el todo.
A partir de ahí, el accionar llegó por añadidura.
Y no como escape, sino como regreso.
Desde entonces seguí creando, perfeccionándome y siempre estudiando, solo que desde un lugar distinto.
Uno más consciente, más real, más propio.
Volqué todo mi know-how en mi marca personal.
Creo en los sistemas que liberan, no en los que atan.
En la claridad de crecer desde el servicio al bien común.
En lo simple que fluye, no en lo forzado que drena.
Esa misma intención atraviesa todo lo que hoy comparto: mis talleres, mis guías y cada material que diseño.
Son espacios y herramientas pensadas para acompañar procesos reales, donde lo complejo se vuelve claro, y lo claro se vuelve posible.
“Éxito”, una palabra que en los últimos años se ha vuelto tendencia y que, quizás —solo quizás—, desde mi humilde lugar, creo que el significado construido en torno a ella ha limitado más de lo que ha expandido.
Para mí, no existe el éxito como meta absoluta, sino el equilibrio y la calma de levantarse y acostarse cada día con la certeza de estar creciendo y evolucionando en sincronía con el todo.
- Jorge Luis Borges.